domingo, 15 de octubre de 2017

EL TRAJE DE BODAS

"Jesús se puso a hablarles otra vez por medio de parábolas. Les dijo:
El reino de los cielos puede compararse a un rey que hizo un banquete para la boda de su hijo. Envió a sus criados a llamar a los invitados, pero estos no quisieron acudir. Volvió a enviar más criados, encargándoles: ‘Decid a los invitados que ya tengo preparado el banquete. He hecho matar mis novillos y reses cebadas, y todo está preparado: que vengan a la boda.’ Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a sus tierras, otro a sus negocios y otros echaron mano a los criados del rey y los maltrataron hasta matarlos. Entonces el rey, lleno de ira, ordenó a sus soldados que mataran a aquellos asesinos y quemaran su pueblo. Luego dijo a sus criados: ‘Todo está preparado para la boda, pero aquellos invitados no merecían venir. Id, pues, por las calles principales, e invitad a la boda a cuantos encontréis.’ Los criados salieron a las calles y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y así la sala del banquete se llenó de convidados.
Cuando el rey entró a ver a los convidados, se fijó en uno que no iba vestido para la boda. Le dijo: ‘Amigo, ¿cómo has entrado aquí, si no vienes vestido para la boda?’ Pero el otro se quedó callado. Entonces el rey dijo a los que atendían las mesas: ‘Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a la oscuridad. Allí llorará y le rechinarán los dientes.’ Porque muchos son llamados, pero pocos escogidos."

Llevamos tres domingos con parábolas que se completan. Primeo la del hijo que primero dice no y luego obedece, mientras que el que dijo sí, desobedece. Luego la de los viñadores que se hacen dueños de la viña y matan al hijo del dueño. Hoy la de los invitados que no quieren ir a la boda.
Queda claro que Dios nos llama a todos, pero no todos respondemos. Decimos que vamos, pero no lo hacemos. O nos consideramos dueños de su mensaje y lo tergiversamos. O, como hoy, nos negamos claramente a seguirle; buscamos mil excusas. Pero Dios sigue llamando y lo hace en los cruces de los caminos, en las fronteras, diría el papa Francisco hoy.
Lo que llama la atención es el final de la parábola. Si los llamados a última hora eran pobres, tullidos, cojos, buenos, malos...¿por qué les exige un vestido de bodas? ¿Qué significa este vestido? Hay exégetas, que incluso dicen que este final es un añadido. Pienso que lo que Dios nos exige para entrar en el banquete de bodas, para formar parte del Reino, para seguirle, es AMAR. El "vestido" de bodas que nos pide, es que sepamos amar. Que amemos, que intentemos amar a los demás. Que tengamos un corazón abierto, entregado. Lo demás...es accesorio.



2 comentarios:

  1. Bon día Joan Josep, precisament jo no comprenia aquest Evangeli, amb semblava contradictori.
    Mercés ara si que li trovo sentit.

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