sábado, 14 de enero de 2017

¿QUIÉNES SON LOS LLAMADOS?


 "Después fue Jesús otra vez a la orilla del lago. La gente se acercaba a él, y él les enseñaba. Al pasar, vio a Leví, hijo de Alfeo, que estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos para Roma. Jesús le dijo:
– Sígueme.
Leví se levantó y le siguió.
Sucedió que Jesús estaba comiendo en casa de Leví, y muchos cobradores de impuestos y otra gente de mala fama estaban también sentados a la mesa con Jesús y sus discípulos, pues eran muchos los que le seguían. Unos maestros de la ley pertenecientes al partido fariseo, al ver que Jesús comía con todos ellos, preguntaron a los discípulos:
– ¿Cómo es que vuestro Maestro come con los cobradores de impuestos y con los pecadores?
Jesús los oyó y les dijo:
– No necesitan médico los que gozan de buena salud, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."

Hoy Jesús llama a Leví, Mateo, un cobrador de impuestos. Un colaborador de los romanos y un corrupto. No sólo lo llama, sino que come con él y sus amigos también corruptos. Esto escandaliza a los fariseos, a los "buenos". Jesús les responde que Él ha venido a llamar a los pecadores.
Nosotros seguimos dividendo la sociedad entre buenos y malos. Nosotros, evidentemente, nos incluimos entre los buenos y consideramos malos a los que no piensan o no son como nosotros. Este es nuestro error; porque todos somos "malos". Todos necesitamos redención, todos necesitamos que Jesús nos llame y coma con nosotros.
Si hacemos una Iglesia de perfectos, nos equivocamos. La Iglesia es pecadora. Su santidad viene de la santidad de Jesús, no de la nuestra. Nuestra Iglesia ha de tener las puertas abiertas y acoger a todo el que necesita ser curado. Todos estamos llamados a entrar en ella y con más razón los pecadores. Él vino a este mundo y dio su vida por los que necesitamos médico, no por los sanos.

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