sábado, 22 de agosto de 2015

PALABRAS DE VIDA ETERNA


"Al oir todo esto, muchos de los que seguían a Jesús dijeron:
– Su enseñanza es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede hacerle caso?
Jesús, dándose cuenta de lo que estaban murmurando, les preguntó:
–¿Esto os ofende? ¿Qué pasaría si vierais al Hijo del hombre subir a donde antes estaba? El espíritu es el que da vida; el cuerpo de nada aprovecha. Las cosas que yo os he dicho son espíritu y vida. Pero todavía hay algunos de vosotros que no creen.
Es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién el que le iba a traicionar. Y añadió:
– Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no lo trae.
Desde entonces dejaron a Jesús muchos de los que le habían seguido, y ya no andaban con él. Jesús preguntó a los doce discípulos:
– ¿También vosotros queréis iros?
Simón Pedro le contestó:
– Señor, ¿a quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna. Nosotros sí hemos creído, y sabemos que tú eres el Santo de Dios."

Jesús les ha hablado del pan, de comer su cuerpo y beber su sangre. Muchos se asustan ante estas palabras y le abandonan. No entienden que lo que Jesús les dice es que se dará su vida por nosotros. O quizá sí, y se asustan ante la perspectiva de, que para ser sus discípulos, también hemos de entregar nuestra vida.
Pedro habla por todos sus seguidores: "A quién iremos? Tus palabras son palabras de vida eterna." El pan de su Cuerpo y el pan de su Palabra. Un pan que nos lleva a la vida eterna. Un pan que es verdad, justicia, entrega.
Vivimos momentos de crisis. Poco a poco le hemos ido abandonando. Pero, ¿hemos sabido transmitir a los hombres ese pan que es Don y que es Palabra?¿O sólo hemos transmitido normas e ideas incomprensibles, desencarnadas?
No nos debe asustar la crisis. Jesús se va quedando solo, pero eso no le impedirá conseguir su misión. Eso no le impedirá entregarse por todos nosotros y hacernos hijos de Dios; darnos la salvación.
Jesús nos invita a seguir luchando. A, como Él, ofrecernos como pan a los demás y transformar este mundo en el Reino. Jesús nos invita a transmitir sus palabras de vida eterna.  

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