lunes, 3 de noviembre de 2014

TARDE TE AMÉ


Este fragmento de las Confesiones de San Agustín deberíamos meditarlo cada día. Nos muestra la cercanía de Dios y a la vez su ausencia. Esa lucha constante en la que nos encontramos.

"¡Tarde te amé,
hermosura siempre antigua y siempre nueva,
tarde te amé!
Y, sin embargo, Tú estabas dentro de mi,
y yo fuera,
y por fuera te buscaba;
y, deforme como era,
me lanzaba sobre las cosas hermosas
que Tú creaste.

Tú estabas conmigo,
pero yo no estaba contigo.
Me retenían lejos de Ti esas cosas
que, si no estuvieran en Ti, no existirían.

Llamaste y clamaste,
y rompiste mi sordera;
brillaste y resplandeciste,
 e hiciste huir mi ceguera.

Exhalaste tu perfume,
y respiré,
y suspiro por Ti;
gusté de Ti,
y siento hambre y sed;
me tocaste,
y me abrasé en tu paz."

(San Agustín)

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